Sobre el interés (o desinterés)

lunes, 27 de junio de 2016
Cuando alguien me gusta yo creo que se nota, y es fácil darse cuenta porque me interesa saber de él, compartir, escucharlo y por supuesto verlo! Podría pasar horas pegada al teléfono igual que quinceañera, y probablemente en la mañana dentro de mis primeros pensamientos se cruce su cara y sienta ganas de tenerle cerca. Soy mamona, melosa y romántica, asumida y a mucha honra! Y creo que eso es parte del interés que siento por alguien.

Pero... el desinterés me mata. Si  a mí me pican los dedos por llamar al "él", escuchar su voz o me derrito pensando en abrazarlo y tratando de ver cómo hacer para verlo en la semana... si del otro lado no veo algo similar me empiezo a marchitar. El entusiasmo comienza a disminuir, porque obviamente no quiero hacer el papel de acosadora ni loca de patio, ni menos andar incomodando a alguien sintiendo que lo persigo si la verdad no le intereso. Comienzo a preguntarme: "y no le arde la guatita por saber de mí?" o "Acaso es que le da lo mismo verme o no verme una semana?". Llega un minuto en que tratar de leer o entender las indirectas es agotador, porque más encima uno puede interpretar todo mal! Necesito de vuelta señales claras e inequívocas de interés, y a mi juicio esto tiene que ver con hechos y palabras, un saludo en el día, una llamada, una invitación a un café, etc... pero ambas cosas van de la mano. 

Me carga tener que andar con estrategias, haciéndome la interesante y dejando de llamar cuando realmente quiero hacerlo! ¿Por qué fingir que no siento cosas que sí me ocurren? ¿Por qué mostrar menos de lo que realmente hay en mi interior? Al final termina sucediendo que cuando "no quiero molestar" para no incomodar a alguien que nos e ve ta embalado como yo termino reprimiéndome y guardando las cosas, y se transforma en una especie de costumbre, hasta que al final ya me se me quitan las ganas de llamar, de salir, de saber del "él".

En fin, llegará el día que las señales serán bidireccionales.. y seamos dos con mariposas en la guata y con ganas de agendar un cafecito :)

Los puentes de Madison

martes, 21 de junio de 2016
Hace años que venía escuchando sobre esta película, pero acostumbro a no ver películas que de antemano sé que son tristes o que me harán llorar. Mi teoría es que es la vida tiene suficiente tristeza en sí misma como para querer meterse historias tristes adicionales… por eso creo que prefiero las comedias románticas.


ADVERTENCIA: Si usted no la ha visto y no quiere spoiler no siga leyendo, porque no puedo hacer el post sin comentar sobre la historia.

Pues bien, con una grata compañía vi la famosa película. Obvio que lloré (pero traté de ser digna y dejar que las lágrimas corrieran piola para no hacer tanto el loco).

La frase “esta clase de certeza solo se presenta una vez en la vida” me quedó dando vueltas. ¿Cómo saber cuándo se tiene esa certeza? ¿Pasa también en la vida, así como en los libros y películas? Quizá sucede como en Los puentes de Madison y sólo con el correr de las horas dos almas se encuentran, se aman y permanecen unidas la una a la otra por toda la vida. O puede ser que la historia comience mal como en Orgullo y Prejuicio o en Norte y Sur, pero con el correr del tiempo los protagonistas van compartiendo y conociéndose hasta darse cuenta que realmente se aman, y deciden jugarse por estar juntos. También podría funcionar como en Sensatez y Sentimiento, con una Marianne enamorada locamente del “hombre perfecto”, que rompe su corazón y luego encuentra el amor que siempre estuvo a su lado en la figura de un hombre mucho mayor que ella, pero que finalmente sabe cómo conquistarla.

¿Existe una fórmula? ¿Son todas posibles o simplemente son fantasías de cabecitas más locas que la mía? Quizá en la realidad no pasa… no existe… y qué triste sería! Yo quiero conocer esa certeza, quiero vivir ese amor incondicional, pleno y en felicidad, y a veces me siento un poco tonta por albergar la esperanza (a esta edad) de que realmente pueda vivirlo. Pero hoy es uno de esos días en que no puedo conformarme… o no quiero hacerlo.