Jotes y galanes

martes, 22 de abril de 2014
Amiguitos del sexo opuesto, quisiera desde mi humilde rincón aclarar un punto súper importante: Ser coqueto no es lo mismo que ser jote.

Sí, yo sé que todos dirán "ahhhhh es obvioooo!!" pero aunque no lo crean, la mayoría de vuestro género no distingue el límite entre una y otra cosa.

Advertencia:
Considere que todo lo que leerá a continuación es desde la perspectiva de una mina de más de 30, que sabe lo que quiere y que no anda en afán de webeo (en buen chileno).

Creo que la gran diferencia se da principalmente cuando uno no está interesado en "el lolito". Un gallo coqueto aunque no te guste no te molesta ni te cae mal, incluso resulta agradable aunque no sea tu tipo. Sin embargo un jote ¡apesta! Qué cosa más latosa que un mino que se trata de hacer el galán y no entiende que en vez de seducir está generando un rechazo del porte de un buque, y que si uno no lo deja tirado en mitad de una salida es simplemente porque es ubicada y educada (o mensa).

Un coqueto puede tirar una (1) talla picarona y va a sonar graciosa y buena onda. El jote se desubica con las bromas como si una no hubiese entendido a la primera y sigue con la tontera. Y una piensa "Imbécil, entendí perfecto tu talla pero si me hago la loca es porque no me interesa que creas que me agradas". ¿Cómo los jotes no cachan el punto en que una mina sonríe por compromiso y no porque el comentario le hace gracia?

No puedo hablar por toda las mujeres, pero pienso que a la gente como yo no le gusta que la joteen, le gusta que la conquisten. Usted debe entender que una se crió con Disney, que de más grande probablemente leyó a Jane Austen y suspira con alguno de sus héroes, y que aunque sabe que el príncipe azul y el hombre perfecto no existen, siempre tiene la esperanza de encontrar a uno más o menos digno: que la trate bien, que le hable bonito, que la haga reír y que sepa controlar la lengua y las manos.

Afortunada

miércoles, 5 de febrero de 2014
Y es así como a vida nos sorprende. Luego de tanto llorar y maldecir a dios o sus equivalentes me resigné. Fue así como una semana cualquiera apestada de tanto trabajo y estrés en mi pega decidí irme sola a Valparaíso para poder olvidarme de todo y relajarme.

Llegué al terminal y no quedaban pasajes. Primera señal. Me ofrecieron un bus pirata y como la verdad estaba ta ofuscada no lo dudé y me subí al bus. Quedó en pana... Segunda señal. Llegué dos horas después de lo presupuestado al puerto, y aún así dije "Me voy al Rincón de las Guitarras: si está abierto entro, sino me voy directo a la casa de mi hermana". Con mochila al hombro me fui al Rincón, no habían mesas en el salón principal.. y después de mucho rato se desocupó una junto al escenario. Ahí me senté, sola, únicamente acompañada por mi mochila y el vaso de terremoto.

Y ahí estaba: cantando sobre el escenario junto a su amigo. Pasó demasiado tiempo hasta que me sacara a bailar, pero desde esa primera cueca no paramos más. 

Creo que si mi jefa (o la jefa de mi jefa) no fuera tan pero tan jodida nunca habría viajado sola ese día, así que le estoy inmensamente agradecida, porque tuve una de mis mejores experiencias en el Rincón :)