Las quejas

miércoles, 6 de marzo de 2013
Escribo el post mientras de fondo Rocío Durcal canta "la gata bajo la lluvia" (me tomo un par de segundos para entender la metáfora.... no lo logré, sigamos). Desde ayer me dio por escuchar de nuevo música añeja, pero de la buena ;)

Las quejas. Gran tema! Confieso que tengo la molesta tendencia a ser inconformista y pensar que el mundo debe funcionar como yo creo que debe hacerlo, lo cual es una boludez, estamos claros. Esta propensión a la crítica, y por qué no también, al cuestionamiento de todo, si bien se ha matizado con el paso de los años es una cosa interna que permanece, que es molesto para el resto cuando lo percibe (he trabajado harto como para "pasar piola" olímpicamente) y dañino para mí.

Como dijo Bill Gates (y harta gente antes que él) "La vida no es justa" y es la triste verdad (eh! ahí va una queja encubierta, vieron?), y es por ese mismo motivo que uno en vez de criticar debería ser agradecido cuando suceden cosas buenas. Y cuando suceden otras que no lo son tanto es bueno recordar que podría ser mucho peor, y eso es innegable.

Ahora bien, ¿cuál es el problema con las quejas? El inconformismo. Porque finalmente el cerebro se acostumbra a pensar que las cosas deberían ser de otra manera sólo porque uno lo cree, y entonces ya nunca estás contento por nada (o dura muy poco rato), lo cual impide disfrutar realmente de lo que uno tiene y en el fondo, impide ser feliz. Por otra parte el hecho de ser constantemente crítico genera una evasión de las propias responsabilidades en los sucesos que nos ocurren, porque finalmente la culpa es del resto (Dios, la empresa, los amigos, el cosmos, etc) y realmente no corregimos las conductas que podrían ayudarnos a obtener el resultado que efectivamente queremos.

Estoy en el proceso de concientización para frenar el mecanismo del inconformismo. Qué heavy, cuesta darse cuenta antes de incluso pensar en la queja! (vamos, que acabo de quejarme otra vez... jaja). Pero bueno, la práctica hace al maestro :)

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