Le fallé. Te fallé. La ando puro embarrando.
Y hago mi vida, trabajo, bailo, tesis, me voy de copas y me muero de risa... pero el vacío no se llena. Se siente menos, pero ahí está.
Fui una cobarde. Pero no me la pude... perdóname... el insomnio, la depre, la pega y mi propia debilidad no me dejaron bancármela. Me habría gustado ayudarlo, porque era tu niño, tu regalón, y no me sentí capaz: huí.
Ahora que él tampoco está me pregunto si al menos está feliz contigo, allá donde estés ahora. Y allí donde tú estás ahora: te sientes decepcionado de mí?
Ese cuadro: sigue siendo mío?
1 opinólogos:
No entiendo como llego a estos blogs. Hola. Las cosas vacías se llenan con copete, todo lo demás es banalidad. Saludos afectuosos.
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