La mujer ardiente

Sí, lo confieso, soy yo. Y no se debe a que quiera hacer algún tipo de propaganda (ni des ídem) sino que es la simple verdad, debido a un comentario que me hizo ayer por la tarde un amigo.

Todo ocurrió anoche cuando al acercarnos para darnos el típico beso de despedida pone su mano sobre mi hombro y me dice "Viti, estás super... (risas)... super..." a lo que respondí "no es necesario que completes la frase: sé que estoy ardiendo". Y cómo no, si mi cara, brazos, hombros, pecho y espalda estaba con un lindo color rojo casi fosforescente gracias al día que pasamos en la piscina!

Aún no puedo entender cómo me pude quemar tanto, si no estuve al sol! De hecho, el club donde fuimos tenía piscina temperada y fue en esa donde me bañé, pues la piscina al aire libre estaba más llena y no me tincó. Luego estuve leyendo bajo la sombra de los árboles y hasta me dormí un poco, pero nunca bajo el sol. De hecho, creo que en mi vida anterior debí haber sido esquimal o algo así, porque me carga el sol! Como tengo la piel blanca y bastante sensible, me duele estar al sol, e incluso huyo de él mientras camino para ir a almorzar. Qué horror... extraño el frío! Qué ganas de que ya sea Abril (mes que de verdad me encanta por millones de razones) y sentir nuevamente las mañanas más frías, y la necesidad de usar alguna chaqueta o ropa un poco más abrigada, sin que las manos se me pongan heladas. Qué clima más rico!

Pero bueno, después de todo el fin de semana ha sido super bueno, desde el carrete en el Pub de Isisdora (gracias Pauli por el dato, jaja) y pasando por el día de piscina donde me divertí y me reí muchísimo. También he retomado mi obsesión de devorar libros, pero es algo que comentaré luego que le secuestre 100 años de soledad a mi hermana, que no me lo quiere prestar.

Eso sería por hoy... yo sigo ahora con mi gel de aloe y la crema super-ultra-mega hidratantante, a ver si me abandona pronto este maldito color rojo... snif...