El pololeo acaba de terminar hoy, hace unos minutos atrás. Supongo que necesito desahogarme un poco y no tengo ganas de conversarlo con nadie real en este instante.
No hay rabia, no hay lágrimas ni pena... en realidad ¿qué hay? No demasiado a decir verdad... siempre supe que esta relación era una especie de "marcha blanca" y no tenía mucha vida por delante, así que supongo que es por eso que no me siento afectada Quizá casi un poco aliviada porque en algún minuto la decisión de ponerle fin tendría que tomarla yo y es una pega bien penca lanzar el típico "necesito hablar contigo..." (siento que doy una sensación de frialdad inmensa al expresarme así... pero no tiene sentido ni tengo ganas de fingir en MI blog).
Supongo que por algo no lo integré a mi grupo de amigos ni quise hacer presentaciones de ningún tipo, era como "crónicas de una muerte anunciada"... Pero aún así doy gracias a Diosito por la experiencia, seguro que hay una lección que aprender en todo esto -aún no la veo con tanta claridad- y eso es lo que me debe quedar.
Quizá la única lata es que hiere un poquito el orgullo... sobretodo cuando es la primera vez que a uno le toca escuchar el "necesitamos conversar". Pero mañana es otro día y la página se da vuelta rapidito... después de todo, así es la vida, no? ;)
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