Un señor anónimo me posteó el otro día y dijo que “se estaba derrumbando mi imperio”. Me quedó dando vueltas la frase, porque, mirando lo que escribí no sentía que se derrumbaba nada y además –lo más relevante- es ¿de qué imperio hablamos?
Puede ser que tiempo atrás hubo una Vita que pensaba que tenía un reino y el resto del mundo eran vasallos que debían bailar a su ritmo (la frase anterior suena super tirana, así que por favor léase con sentido figurado). No, hace un buen rato caí en cuenta que aunque me digo ser una princesa no tengo ningún imperio, y aprendí también que no soy dueña de las personas que me rodean y que tampoco son mis súbditos. Simplemente la gente aparece en tu vida, a veces para enseñarte algo, otras para permitirte acceder a alguna experiencia y en otras oportunidades sólo para acompañarte un rato mientras dura el paseo de la vida.
Ando cansada, he dormido poco, tengo mucha pega y muchos trabajos en la U. En uno de ellos, que es grupal, estoy bien apestada. Lo que me carga de los trabajos grupales es que cuesta encontrar gente como uno, y mi grupo es bien mediocre. Nos juntamos para organizarnos y al final lo único que hacían era copy-paste. Me enviaron el documento, lo vi y me dio vergüenza ajena...! No puedes pegar párrafos sueltos y sin sentido! Esto no es el colegio, es universidad!! Así que, aunque esté subvencionando el trabajo de los otros, me quedé redactando y modificando el documento hasta las 2am, pues aun cuando me signifique más pega prefiero hacer eso que entregar algo que de verdad es indigno.
Ayer me pasó algo freak. Tuvimos clase de métodos cuantitativos (una mezcla entre estadísticas y matemáticas) donde comenzamos a ver derivadas y curvas de demanda y de esos ejercicios eternos en que se mezclan muchas cosas. Y me gustó. Yo, que estoy divorciada de las matemáticas hace años como que le encontré el gustito... Puede que me dure, o quizá se me quite cuando veamos las integrales, jajaja.
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