Save Me

Hoy mientras volvía a mi casa mis amigos de la Play tocaban un tema que me gusta hace mucho, pero que no sabía cómo se llamaba. Es un tema lento -bastante melancólico- y se llama "Save Me", de Aimee Mann. Es de esas canciones con las cuales me encantaba cortarme las venas pensando en relaciones imposibles y llorando por amores no correspondidos.

Y adivinen qué me sucedió hoy cuando lo volví a escuchar. Nada. No me deprimí, ni pensé en desamores o soledad, simplemente la disfruté, aunque me quedé pensando. Quizá se debe a que ahora, a diferencia de un tiempo atrás, ya no quiero alguien que me salve. Antes soñaba (y deseaba) que apareciera un príncipe y me rescatara de la ocuridad y llenara mi mundo de colores y lo hiciera perfecto.  Ahora No. Ya entendí que esa pega la tengo que hacer yo misma, y nadie podrá hacerla por mí. Porque, después de todo, no tiene demasiado mérito cuando hacen las cosas por uno y las conseguimos sin ningún esfuerzo. Por el contrario, tiene mucho más valor cuando ese mundo soñado uno lo logra mediante sacrificio y trabajo, y luego decide compartirlo con alguien. 

"...Like Peter Pan, or Superman, You have come... to save me..." Yo paso, no quiero un súper héroe que me salve, sino uno que me ame.